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"Banderas en el desierto", de La Rueda de los Deseos, con dramaturgia y dirección de Fabián Castellani, nos sumerge en un dispositivo teatral alternativo que desafía al público a repensar la militancia política. Más que una obra de teatro tradicional, es una invitación a la reflexión activa, donde se plantea un diálogo entre las grandes narrativas políticas y las vivencias personales de los militantes. Castellani logra un equilibrio entre lo macropolítico —esos grandes discursos de poder e institucionalidad— y lo micropolítico, representado en las emociones, miedos, contradicciones y el desgaste de quienes viven la militancia en carne propia.
El texto, sostenido por la actuación visceral de las intérpretes, se entrelaza con una atmósfera intimista, donde el fogón, el mate y las canciones se convierten en símbolos de la resistencia y el arraigo. La música, con temas como Todo cambia y ¡Ay, Carmela!, sirve como un anclaje emocional que permite al espectador conectar su propia historia de lucha con la de los personajes, transformando la experiencia teatral en un acto compartido de memoria y resistencia.
El espectáculo se mueve con agilidad entre lo formalmente estructurado y la sensación de espontaneidad, donde la improvisación parece tener lugar, aunque bajo un control preciso. Esa dualidad entre lo calculado y lo aparentemente orgánico refuerza la autenticidad del relato y del mensaje. Las líneas entre las actrices y los personajes se desdibujan en varios momentos, como en la frase "¡Hay que actuar!", que resuena tanto en la obra como en el llamado a la acción política real.
"Banderas en el desierto" es una poesía del malestar, un canto sutil a las luchas colectivas, pero también una reflexión sobre la fragilidad y fortaleza humana en el contexto de la militancia. Su formato híbrido y su capacidad para estimular sin imponer hacen de esta obra una experiencia teatral única, donde cada espectador es invitado a levantar su propia bandera.