Comentarios/Críticas:
Yo, Odisea emerge como una chispa magistral en la dramaturgia contemporánea, una obra escrita y actuada por Valeria Folini y Gabriela Psenda que invita a una profunda reflexión sobre los personajes femeninos de la Odisea. En esta reinterpretación, Ulises, el astuto héroe, se ve obligado a regresar a su esencia y, para alcanzar ese anhelado descanso, debe reconocer el poder transformador de las mujeres que lo rodean. Estas figuras insumisas —escritoras, sanadoras, guerreras— son las verdaderas artífices de la comunidad, capaces de definir su propio destino y disfrutar de la vida como lo deseen.
La propuesta de Folini y Psenda va más allá de una simple narrativa; plantea que el reposo del guerrero se encuentra en la aceptación del papel de estas mujeres en la construcción de prioridades y estrategias que dan vida a sus proyectos. La metáfora de Penélope tejiendo y destejiendo es fundamental, reflejando la lucha contra las presiones ancestrales que buscan perpetuar estereotipos asfixiantes.
A través de una poética que se sugiere con sutileza, la actuación de Psenda se convierte en un atractivo juego de unidad y diversidad. Su manejo del espacio escénico, despojado pero cargado de simbolismo, permite que un peculiar barco se transforme en un contenedor de significados, reflejando tanto el viaje físico de Ulises como el interno de sus protagonistas.
Si bien La Odisea es un poema enaltecido por la figura masculina, Yo, Odisea reivindica la voz de las mujeres, permitiendo que Penélope, Calipso, Circe y la Sirena cuenten su historia. Estas mujeres plenas y libres exponen sus deseos y anhelos, desafiando las normas impuestas por la sociedad patriarcal. La obra es un llamado a la reflexión, una experiencia que incomoda pero resulta necesaria, y es fundamental para acompañar el teatro independiente y la expresión cultural mendocina.
Es conveniente destacar que en ??, ?????? esta poética de los vínculos se va conformando de manera sugerida, a través de enunciados que decantan tímida y formidablemente, mientras la protagonista del unipersonal despliega un arsenal de técnicas y lenguajes que convierten la actuación en un atractivo juego de unidad y de diversidad.
En efecto, se maravilla la platea al comprobar con qué familiaridad, sobre una escena despojada, Psenda se vale de un barco peculiar que irá asumiendo las formas del símbolo que se pretenda conformar, como continente y como contenido, como medio y como fin, como derecho y como revés de la trama.
Quiero decir. (Mendoza) Verónica Lentini
Si bien la Odisea es un poema escrito por un hombre, donde se enaltece la figura de otro hombre, en la obra son las mujeres las que toman la narrativa y los personajes principales. Penélope, Calipso, Circe, la Sirena son las protagonistas de sus propias historias, cuentan su lado de la historia y no la de Ulises. Son mujeres plenas y libres que hablan de sus deseos y anhelos, que no se dejan llevar por los mandatos impuestos por la sociedad (léase hombres) y dicen lo que las mujeres queremos escuchar y los hombres prefieren no recordar.
Yo, Odisea es una obra que se merece ser vista y tiene que ser vista, ojalá mujeres y hombres se animen a verla, porque como leí por ahí la obra puede ser incómoda de ver, pero siempre necesaria y, sobre todo, es importante acompañar el teatro independiente, toda expresión de cultura y talento mendocino (de pura cepa).